Revisado por Sara Gutiérrez Tamayo, Psicóloga Especialista en Salud Mental del Niño y del Adolescente.
La adolescencia es una etapa de la vida rodeada de mitos y prejuicios. Se suele creer que los adolescentes son rebeldes e irresponsables por naturaleza, que no encuentran sentido a la vida, que son “un saco de hormonas”, que no saben controlar sus emociones, y que se creen inmortales. También se cree que sienten un profundo rechazo hacia sus padres-cuidadores y que ya no los necesitan.
Sin embargo, es crucial comprender lo que realmente implica esta etapa, para así poder brindar apoyo a los adolescentes durante su transición y proporcionarles herramientas para enfrentar los desafíos comunes que surgen en este periodo. Esto implica que los cuidadores aprendan estrategias prácticas y herramientas centradas en la comunicación efectiva y el establecimiento de límites saludables.
¿Qué es la adolescencia?
La OMS (s, f.) define a la adolescencia como el período de crecimiento que ocurre después de la niñez y antes de la edad adulta, abarcando en promedio entre los 10 y 19 años. Es un periodo transitorio dentro del ciclo vital del ser humano, caracterizado por transformaciones en diferentes ámbitos de la vida.
¿Qué cambios ocurren en la adolescencia?
Durante la adolescencia, los cambios cerebrales y hormonales desencadenan emociones intensas y comportamientos difíciles de entender, sin embargo, esto se debe en su mayor parte a la falta de madurez cerebral, especialmente en la corteza prefrontal, encargada de la planificación, la toma de decisiones, el control de los impulsos, el desarrollo de la personalidad, la adecuada gestión de emociones, y que termina su maduración alrededor de los 25 años (National Institute of Mental Health, 2023) Además, en el adolescente se evidencia una sobreestimulación del sistema mesolímbico, encargado de las sensaciones de placer, la motivación y la recompensa. Esto lleva al adolescente a la constante búsqueda de novedad, riesgo y emociones intensas, debido a que las recompensas, especialmente las inmediatas, son altamente atractivas para el adolescente. (Olivia, 2007)
Esto plantea la necesidad de comprender que los adolescentes aún están desarrollando su capacidad de racionalizar. A nivel psicológico, la adolescencia implica una búsqueda de identidad y autonomía, a menudo alejándose de las normas de los adultos y buscando validación entre sus pares, lo que puede generar sentimientos de pérdida.
Así pues, la adolescencia es una etapa atravesada por una serie de duelos, tanto para los adolescentes como para sus padres y/o cuidadores. Por una parte, los adolescentes pierden la condición de ser niños y con ello, el lugar que han ocupado hasta ese momento en la familia y el trato que han recibido. Dejar de ser niño implica establecer una relación diferente con los padres, se debe renunciar al estado de dependencia, que en algunos momentos le trae beneficios y deberá asumir una serie de responsabilidades que antes le eran ajenas y que consolidan el proceso de independencia. Sin embargo, al no saber manejar la independencia que están ganando, aparecen comportamientos de rebeldía contra la autoridad. (Iglesias, A., et. al., 2007)
Por otra parte, el adolescente atraviesa el duelo por la pérdida de su imagen corporal de niño, debido a las modificaciones corporales en función de los cambios biológicos y del desarrollo sexual hormonal.
Con respecto a los duelos de los padres y/o cuidadores, estos deben aceptar la pérdida de los niños qué dependen totalmente de ellos, para dejar que los adolescentes desarrollen su independencia. Este duelo implica también el aceptar que el adolescente prefiere compartir con sus pares y que como cuidadores han sido desidealizados como los referentes principales.
La importancia de reconocer mi estilo de crianza
Los estilos de crianza, según Eleonor Maccoby y John Martin en 1983 (Capano y Ubach, 2013), son métodos que emplea la familia, a través de la práctica educativa, con la finalidad de lograr la educación familiar y que influyen en el desarrollo de la persona a medida que va creciendo, desde su niñez hasta la adultez temprana o juventud. Se identifican cuatro tipos principales: el estilo autoritario, caracterizado por una relación enmarcada en reglas claras y límites rígidos, así como por un alto nivel de control por parte de los cuidadores, junto con expectativas de un alto rendimiento; el estilo permisivo, en el cual se presenta una falta de firmeza, pocas reglas y límites difusos; el estilo negligente/indiferente, caracterizado por un involucramiento mínimo de los cuidadores, quienes se comprometen deficientemente con la satisfacción de las necesidades tanto físicas como emocionales de los adolescentes.
Finalmente, el estilo democrático/consciente, es el recomendado para educar positivamente, pues se caracteriza por mantener un equilibrio entre muestras de afecto y firmeza. Los cuidadores logran establecer límites y reglas claras, pero también están dispuestos a escuchar las demandas y necesidades de sus hijos. Estimulan y promueven su madurez estableciendo consecuencias adecuadas ante conductas indeseadas. Es decir, se consideran guías en lugar de autoridades (a diferencia del estilo autoritario), pero también reconocen que no son amigos de sus hijos (a diferencia del estilo permisivo). Este estilo suele contribuir al desarrollo de habilidades para la vida, una buena autoestima y una adecuada gestión de emociones en el adolescente.
Claves para acompañar el tránsito por la adolescencia de manera positiva
Estrategia de las 3 “C” (Conexión-Confianza-Control)
Diana Al Azem (2023), propuso las 3 “ C” como una estrategia para implementar un estilo de crianza positivo y mejorar la relación entre cuidadores y adolescentes, siendo el principio fundamental de esta estrategia el equilibrio entre la firmeza y la libertad.
El primer componente de esta estrategia es la Confianza: Consiste en creer en la capacidad del adolescente para cumplir con sus propios objetivos y en que se le han brindado las herramientas y recursos necesarios para atravesar esta etapa.
El segundo componente es la Conexión: En la crianza, es fundamental el vínculo, que debe prevalecer sobre el rol educativo, las normas y los límites. Aunque estos últimos son vitales, deben permitir un espacio de comunicación que los adolescentes perciban como un lugar seguro.
El tercer componente es el Control, entendido no como dominación o agresión hacia el adolescente, sino como una supervisión o negociación en la que se respete su espacio, se trata de estar presente para acompañar y apoyar en el proceso, otorgando gradualmente más independencia.
Herramientas para establecer límites saludables y comunicarse efectivamente con los adolescentes (Velasco, 2023)
- Validar las emociones del adolescente, invitar a la reflexión y acompañar son prácticas fundamentales para apoyar su bienestar emocional. Muchas veces los adolescentes no saben cómo lidiar con lo que están sintiendo; por lo tanto, como cuidadores es importante intentar entender la emoción, acompañarla y recalcar la importancia de sentirla, no simplemente distraer o minimizar.
- Generar oportunidades de comunicación puede resultar desafiante , ya que nuestras vidas suelen estar muy ocupadas. Sin embargo, es fundamental encontrar espacios para sentarnos con el adolescente y tener conversaciones significativas sobre su día, saber cómo se siente, qué necesita y escuchar sus historias para poder participar en ellas. Además de preguntar sobre sus actividades cotidianas, también es importante explorar sus intereses y hobbies, e incentivarlos a compartir sus pasiones. Al mostrar interés por sus actividades favoritas, creamos un espacio de confianza donde el adolescente se siente cómodo abriéndose y compartiendo más sobre su vida.
- Establecer límites claros y consecuencias:
- Identifica los comportamientos o situaciones específicas que consideras importantes para establecer límites.
- Comunica los límites de manera clara y respetuosa.
- Define consecuencias específicas y proporcionales para cada límite.
- Aplica las consecuencias de manera consistente.
- Reevalúa y ajusta los límites según sea necesario para que sigan siendo apropiados y efectivos.
Nota: Este artículo es informativo. De ninguna manera las herramientas y estrategias brindadas reemplazan un proceso psicoterapéutico con un profesional. Por favor, si usted o alguien cercano está teniendo dificultades en la crianza con adolescentes y se sienten desbordados, no duden en pedir ayuda a personal capacitado para brindar el acompañamiento adecuado en cada caso.
Referencias
Al Azem, D. (2023, Octubre 4). V. Completa. Herramientas para una adolescencia positiva [Video]. Aprendemos juntos 2030. https://youtu.be/dP45mtABbKA?si=5tSSTed5s83kPSvH
Capano, Álvaro, & Ubach, Andrea. (2013). Estilos parentales, parentalidad positiva y formación de padres.. Ciencias Psicológicas, 7(1), 83-95. Recuperado en 21 de abril de 2024, de http://www.scielo.edu.uy/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1688-42212013000100008&lng=es&tlng=es
Iglesias, A. , Rosas, A. & Pimentel, B. (2007). Adolescencia y duelo. Revista científica electrónica de psicología. https://www.google.com/url?sa=t&source=web&rct=j&opi=89978449&url=https://www.uaeh.edu.mx/investigacion/icsa/LI_PrevAten/Anto_Igle/1.pdf&ved=2ahUKEwjQqtejmuaFAxXJRDABHThiB6oQFnoECB4QAQ&usg=AOvVaw31MfxlbIGOT37Myi0O6LS4
National Institute of Mental Health. (2023). El cerebro de los adolescentes: 7 cosas que usted debe saber. https://www.nimh.nih.gov/sites/default/files/documents/health/publications/espanol/el-cerebro-de-los-adolescentes-7-cosas/23-MH-8078S-cerebro-los-adolescentes.pdf
Organización Mundial de la Salud. Salud del adolescente. https://www.who.int/es/health-topics/adolescent-health#tab=tab_1
Olivia, A. (2007). Desarrollo cerebral y asunción de riesgos durante la adolescencia. Apuntes de psicología, 25 (3), 239-254. https://www.apuntesdepsicologia.es/index.php/revista/article/view/77/79
Velasco, M. (2023, Noviembre 20). V. Completa. Criar con salud mental. María Velasco, psiquiatra infantojuvenil [Video]. Aprendemos juntos 2030. https://youtu.be/mKA8HbMvI2M